Con el avance de las nuevas tecnologías aparecieron nuevos sistemas de depilación que han hecho más extenso el abanico de posibilidades para quitar el vello del cuerpo.
Así surge la depilación láser, que se perfecciona a medida que pasan los años hasta desarrollar diferentes técnicas que han permitido ofrecer soluciones más eficaces.
Existen varios tipos de láser, en función de la longitud de onda en que emiten y en función de un tipo de vello o de otro. Así, los tres tipos de láser más comunes son: el láser Rubí, recomendado para pieles claras y vello negro; el láser Diodo, indicado para pieles oscuras y vello oscuro; y el láser Alejandrita, que se emplea en vello oscuro y piel de tono medio.
Siendo un tratamiento que difiere de otros tipos de depilación como la fotodepilación, la depilación láser actúa del siguiente modo: la haz de la luz interacciona con el vello, el cual contiene melanina que absorbe esta energía lumínica y la convierte en calor. De este modo, el vello se destruye sin afectar los tejidos.
Este método de depilación resulta eficaz para eliminar por completo el vello en la zona del cuerpo que desees y también para reducir la cantidad de vello pero sin eliminarlo por completo.
Los pasos a seguir para aplicarlo son los siguientes: en primer lugar se rasura el vello de la parte del cuerpo que se quiere tratar y a continuación se cubre la zona a tratar con un gel especial. Por último se aplicará un método u otro, en función de la piel y vello del paciente. Después de cada sesión se puede observar el vello restante para así determinar cuántas sesiones se necesitan o se quieren realizar para conseguir los resultados deseados.
La depilación láser es un método muy demandado sobre todo en partes como los brazos y las manos, los genitales o el tórax, pudiéndose realizar igualmente en cualquier otra zona.